Si en casa se cubren
las necesidades básicas, se controlan y atienden con prontitud las enfermedades
y complicaciones, se realiza terapia física y ocupacional, se lleva un control
nutricional, hay vigilancia las 24 horas, se tienen conocimientos de
gericultista (movilización, vigilancia, técnica para alimentar, etc.) o se
contrata alguno, entonces lo mejor es que permanezca en casa.
Pero si la respuesta a estas determinantes es incierta, lo más recomendable es
que se valore el ingreso a un asilo para ancianos, ya sea
residencia o centro de día, según lo amerite y de acuerdo con sus capacidades.